El alma de Montsant
Información
Este itinerario ha sido patrocinado por el hostal-restaurante Fonda Toldrà de Ulldemolins
(Podéis reservar vuestra comida o alojamiento en: http:www.fondatoldra.com)
De la ermita de Sant Antoni de Ulldemolins a la ermita de Sant Bartomeu
Sugerencias: Se trata de una excursión muy sencilla, apta para cualquier persona, ideal para hacer con niños, que conduce a uno de los rincones más emblemáticos y fascinantes de Montsant y el Priorat. En verano, el baño en las pozas de las Cadolles Fondes resulta irresistible. En Ulldemolins tienen una merecida fama sus dulces, especialmente las “orelletes” (una especie de tortas fritas, espolvoreadas con azúcar).
El nombre de la montaña habla por si solo: Montsant, montaña santa. Durante siglos este macizo ha sido valorado como un lugar especialmente adecuado para el recogimiento, un lugar donde resulta más fácil hablar con Dios, con la naturaleza o con uno mismo. Es precisamente por esta razón que el Montsant tiene una larga tradición de ermitaños, es decir, de personas que han buscado la soledad que ofrecen estos paisajes. Sant Bartomeu es la ermita más antigua. En 1160 se quedó a vivir en este recóndito lugar fray Guerau Miquel, de quien se dice que sanó a la reina Sancha, la esposa de Alfonso II de Aragón. Ningún otro rincón sintetiza mejor la evocadora espiritualidad —religiosa o no— que transmite esta montaña.
El itinerario parte de la ermita de Sant Antoni de Ulldemolins (1) y está señalizado con las marcas blancas y rojas del GR 65 5. Se sale a la derecha, siguiendo la pista que sube al collado (2) y enseguida baja dirección al río Montsant. Se pueden evitar algunas de las eses de la pista siguiendo un atajo hasta llegar a la fuente de la Gleva (3). El río está muy cerca y el camino pasa junto a la garganta de las Cadolles Fondes. Vale la pena acercarse al mirador para ver cómo las aguas han esculpido este atractivo paso entre las rocas.
Se sigue bajando por el camino que discurre paralelo al río, adentrándose en el agradable bosque de ribera. Al cabo de unos diez minutos se llega a una bifurcación (4). Atención, el camino de la izquierda es el que sube a las rocas de los Tres Juradets y continúa hacia los Pins Carrassers. Hay que seguir a la derecha. Poco después aparece una nueva bifurcación (5). A la derecha desciende el camino que cruza el río y que conduce al rincón de la Pastera, el risco coloreado de la otra orilla de río. Se prosigue a la izquierda. En lo alto, también a la izquierda, aparecen las sorprendentes siluetas de las rocas de los Tres Jurats.
Se encuentra otra bifurcación (6) y se tira a la derecha, bajando en dirección al río. Al cabo de un rato se llega al punto donde se abandona el camino de Fraguerau, que sigue río abajo hacia Margalef. A la derecha sale el camino de la ermita (7), que atraviesa el río por un atractivo puente colgante. Arriba a la izquierda, es bien visible la gran roca conocida como la Cadira (la silla). El camino sube por el fondo del barranco hasta llegar al rincón de Sant Bartomeu (8). La gran cueva que hay frente a la ermita, cerrada parcialmente por un muro de piedra, fue probablemente el lugar escogido por fray Guerau para vivir. Para regresar tan sólo hay que volver por el mismo camino.