SIURANA
El Priorat, como parte del territorio de la llamada Cataluña Nueva, fue la frontera entre el islam y los cristianos de los condados de la Cataluña Vieja. Hacia el año 869 se organizaron líneas de defensa alrededor del castillo de Siurana, que se encontraba en el centro de la demarcación y rodeado de una red de torres dispuestas en dos círculos. Siurana fue el último territorio conquistado a los musulmanes.
La leyenda de la reina mora explica que cuando la reina Abdelàzia vio que los cristianos tomaban Siurana, cogió su caballo blanco, le tapó los ojos y se tiró por el risco. Se dice que antes de saltar, el caballo se dio cuenta de lo que pasaba e intentó frenar, clavando las patas en el suelo hasta hundirlas en la roca. Todavía podemos ver la señal.
A pesar de la prohibición de la ingestión de alcohol que marcaba la ley alcoránica, parece que la sociedad hispanomusulmana se la tomaba a la ligera. Durante los ocho siglos en los que los árabes ocuparon buena parte de la Península Ibérica, el consumo de vino está bien descrito en los relatos de los geógrafos y en los tratados de agricultura. Aunque los musulmanes destinaran parte de vino al cultivo de la uva fresca y a las uvas moscatel, elaboraban vino como bebida. Según un autor magrebí anónimo, en época islámica, en Tarragona se producía uva en gran cantidad y el jugo de su fruto no necesitaba ser dulcificado con miel ni era necesario cocerlo para conservarlo, así pues, el cultivo y el consumo continuaron en época visigoda musulmana.
Siurana es también el nombre con el que se protege el aceite de oliva virgen que se elabora en esta zona: la Denominación de Origen Protegida Siurana.
Siurana, además de ser un lugar de vistas espectaculares, conserva uno de los ejemplos de iglesia románica y provee de agua a El Priorat. En el pantano se practican deportes acuáticos. También es el paraíso de la escalada. Acuden a él escaladores destacados de todo el planeta para disfrutar de las líneas naturales que marcan las rocas.